¿Qué es IG Mendoza?

La Indicación Geográfica es un sello de calidad que define la procedencia de los mejores aceites de oliva extra virgen del mundo.

La denominación no solo marcará un antes y un después en la industria mendocina y convertirá nuestros aceites en un sello distintivo: posicionará a la provincia en el mapa de los principales concursos y eventos gastronómicos del mundo.

¿Cómo se obtiene?

Para conseguir el sello IG, los aceites pasan por un largo análisis que incluye a la Secretaría de Agricultura de la Nación, el Instituto de Desarrollo Rural y la Asociación Olivícola de Mendoza. El producto debe pasar por procesos administrativos, auditorías de proceso y trazabilidad, análisis químicos y análisis sensoriales.

Las empresas que deseen certificar deben disponer de una serie de registros que abarcan desde la recepción de la materia prima hasta la expedición del producto final, garantizando la trazabilidad del producto en cada una de las etapas de producción y comercialización. Este registro incluye todas las parcelas de origen de las aceitunas; de las materias primas, de los proveedores, la elaboración la expedición.

Historia: el óleo sagrado

La historia del aceite de oliva va de la mano de la humanidad: el olivo fue una de las primeras plantas cultivadas desde tiempos remotos, y se fue expandiendo junto con las uvas para la elaboración de vino. 

Utilizada en el Antiguo Egipto, a Antigua Grecia y en el Imperio Romano, siempre tuvo diversos usos y una profunda simbología para los ritos católicos, judíos y musulmanes: se lo usó para “ungir” a los elegidos, como material curativo y hasta como combustible. El olivo es el símbolo de la paz, porque su aceite, desde tiempos remotos, se utilizó como un alimento y como remedio.

Hoy sabemos que estas viejas tradiciones tenían sustento, ya que el aceite de oliva extra virgen tiene propiedades antioxidantes, disminuye el “colesterol malo”, ayuda a la digestión, protege el corazón, es antiinflamatorio, ayuda a mantener sanos los huesos y tiene múltiples vitaminas. 

Con esa historia detrás, el olivo llegó a América junto con los primeros europeos que comenzaron a habitar nuestro continente y se expandió en climas secos y soleados, como el que predomina en Mendoza y en todo el oeste argentino.

 

Hoy sabemos que estas viejas tradiciones tenían sustento, ya que el aceite de oliva extra virgen tiene propiedades antioxidantes, disminuye el “colesterol malo”, ayuda a la digestión, protege el corazón, es antiinflamatorio, ayuda a mantener sanos los huesos y tiene múltiples vitaminas.  Con esa historia detrás, el olivo llegó a América junto con los primeros europeos que comenzaron a habitar nuestro continente y se expandió en climas secos y soleados, como el que predomina en Mendoza y en todo el oeste argentino.


¿Dónde se cultiva?

La superficie cultivada con olivos de acuerdo al Censo Nacional Agropecuario 2018, establece que quedaban para entonces 15.825 has, de las cuales se estiman unas 10.000 están en producción. Las variedades más difundidas son: Arbequina, Arauco, Empeltre, y en mucha menor medida Farga, Frantoio, Picual y Coratina.

En Mendoza, la olivicultura se caracteriza por un alto grado de atomización. Hay alrededor de 6.000 productores, de los cuales el 80% posee superficies inferiores a 5 hectáreas. El 58% de la producción de Mendoza se destina a conserva y el 21% para aceite. El resto tiene el doble propósito. La producción se procesa en aproximadamente 120 establecimientos olivícolas.